sábado, 2 de agosto de 2008

Ensayos II

Siempre me he preguntado a mi mismo por que me gusta escalar montañas, la respuesta nunca la he encontrado como un todo, mas bien como pequeñas partes de un puzzle que nunca se termina del todo.

También me he enfrentado a la pregunta inversa, por que no me quedo en casa o me dedico a otra actividad, en este caso las respuestas pasan por algo muy simple, lo que siento cuando escalo solo lo siento cuando escalo y en ninguna actividad mas.

Otra de mis pasiones en navegar a vela, en crucero y cuanto mas lejos mejor, desafortunadamente esta es una actividad muy cara y exclusiva, pero me he permitido mis pequeñas aventuras en el mar, de echo he poseído un pequeño crucero a vela de 7 metros (actualmente estoy restaurando uno de 10), con el cual realice viajes de mas de 100 millas y meses viviendo en el, la vela es para mi una escalada mas placentera, menos dura pero igual de exigente, lo que se siente dominando un velero de 8 toneladas y 13 metros a 40º de escora y con viento de 25 nudos es algo maravilloso en si mismo, pero distinto a escalar, en mi las sensaciones de placer y triunfo son las mismas, pero en el pure hay elementos distintos, no son lo mismo patatas de un campo que de otro, aunque son patatas al fin y al cabo.

Tal vez por eso no tengo una pasión por encima de otra, en sus momentos cada una es perfecta y siento el por que hago lo que hago en cada situación.

Es cierto que en ambas se juntan el riesgo, la naturaleza, la carga de adrenalina, y la sensación de estar desafiando tus propios limites, se podrida resumir con una búsqueda del placer, eso es para mi escalar una montaña: placer.


En este mundo capitalizado, y bien definido con unas rimas de N.S “...donde todo es atractivo, interactivo y adictivo...” escalar se plantea por muchos como una huida a los principios, una manera de superar la vida diaria, de plantearse retos y demás,,, yo no soy psicólogo ni pretendo serlo, para mi escalar escapa de cualquier análisis racional, simplemente me gusta ya esta, no hay mas, lo que se siente planeando una escalada, haciéndola, consiguiéndola y recordándola no es para mi algo que deba analizar, simplemente forma parte de mi vida y yo lo he elegido así.

Nunca he escalado grado alto, tampoco he escalado vias con alto compromiso en montaña, la walker y el dent du geant se encuentran entre mis proyectos, como se podrá ver por cualquier escalador son proyectos sencillos, sin grandes niveles de compromiso, para mi la escalada es un dia a dia, una aceptación de mis posibilidades y mis limites.

Subir vias clásicas en los finales de siglo y principios de este puede parecer una actividad sencilla y sin interés, en el invierno del 2003/2004 se mataron 12 personas en una de las montañas mas fáciles y conocidas de madrid, la cima y el circo de peñalara, en algunos casos se trataba de personas con un alto nivel y que todo el mundo pensaba que sabían lo que hacían, en la escupidera del monte perdido se registran accidentes todos los años y algunos son mortales, en las vias clásicas de los alpes cada año mueren por lo menos 12 personas, los pirineos en invierno registran muertes todos los años.

Se podría pensar que estos accidentes son debidos a la inexperiencia y/o falta de preparación técnica /física, si bien es cierto que la mayoría son evitables con medidas básicas de seguridad, otros simplemente son parte del juego que aceptamos jugar con las montañas.

He pasado miedo en algunas vias relativamente sencillas, desde hacer 30 metros sin seguros en una rampa de hielo a 65º con un patio importante debajo, rappeles donde las cuerdas se enganchan y no es posible llegar a una reunión y por ende toca remontarlas, donde el único seguro que tienes eres tu, largos de mixto con mas de 40 km /hora de viento, tormentas eléctricas en vivacs de pared, caídas con lesiones, en fin en algunas situaciones donde realmente el miedo te ayuda a tirar con mas ganas, paradojicamente en las situaciones donde mas cerca he estado de tener una desgracia ha sido en situaciones relativamente sencillas y sin ningún problema externo, el que he fallado he sido yo.

Durante una sencilla escalada en pirineos, estábamos enseñado a unos amigos a trepar, estábamos fuertes esos días, una parte del grupo se había quedado paseando por los valles, un colega y yo mismo acabábamos de escalar alguna aguja y vias deportivas por cavallers que rozan el 7a, el largo no pasaba de IV+ y la repisa de la tercera reunión era tan grande que cabía un coche, subíamos saltándonos una chapa si otra no, dos si, otra no, después de pelear con aristas de 6b en libre y machar algún 7a con chapas, de subir casi corriendo por aquellas placas de un excelente granito y IV grado, te aumenta al confianza, y a veces te olvidas de donde estas y de lo que estas haciendo.

Fue un despiste tonto sin consecuencias; me quede suelto de la reunión preparando el rappel, fueron segundos, a muchos metros del patio, pero al tener conciencia de lo que había echo, pensé en que realmente me podía haber matado si algo hubiese salido mal, yo que se, un mareo, una bajada de azúcar, tensión, etc.

Fue un punto de inflexión, donde empeze a darme cuenta de que un despiste también lo podía tener yo, no solo se trata de la caída de piedras, de aludes, de seguros malos, de largos arriesgados, del verglas cochino,, en estos casos mi cabeza suele estar muy pendiente de lo que hago, es algo que todos hemos oído en multitud de veces, y como hacemos cosas poco arriesgadas, dominamos el grado y la situación pensamos que estamos fuera de estos percances, eso pensaba yo ese dia, ya llevaba unos cuantos años escalando montañas y nunca recuerdo una situación parecida, el miedo fue tremendamente real, no sentí pánico como en otras ocasiones, donde te planteas quien te ha mandado subirte a ese sitio, y por que no estas en el bar o en el sofa de casa, si no una sensación muy real de que lo que estaba haciendo no era para tomarlo a broma ni verme por encima de nadie, a mi también me puede tocar algún día.

En algunas ocasiones si he sentido pánico, lo controle o si no no podría escribir estas lineas, de echo si algún día me pasa algo espero que no sea el pánico lo que provoque, si no una situación del destino donde acepte las reglas del juego, al que he decidido apostar con mi vida.

Salud2

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